Todos conocen mi nombre

“Todos conocen mi nombre”
Autora: Sula Stagnaro
Gacetilla de presentación
Fotos de la Presentación en Feria del Libro

CONTRATAPA:

Remontar sobre el abismo
Desnudándose.
Desaprenderse de los mandatos, aun de los impuestos por aquellas épocas de la historia que maltrataron la libre expresión de la palabra y el arte.
Desanudarse de las contracturas con que se camufla lo verosímil del ser humano, ocultando la verdad de la persona.
Deshollinarse.
Desnudarse con el poder supremo de la narrativa, conduciendo a los personajes como marionetas, hasta llegar al punto añejo en el que el aleteo de una mariposa, el discurso de un político, o un amor perdido en una esquina, colapsaron la tábula rasa de nuestro corazón, y comenzó entonces a dañarse; y abrió paso, entonces, a la grieta.
Desandarse, desandando a los otros, construyendo un mundo narrado atiborrado de apariencias tan cercanas a las noticias, para entenderse, indagar en la génesis del recorrido, comprender por qué se es así como se es ahora.
Y que el lector “aparezca” en el más amplio sentido de la palabra, incluida la oposición rotunda al “desaparecer”, y se halle y coopere completando la historia…
Como otrora desaparecidos o escondidos, como hoy también
desaparecidos a la luz de otra significación del vocablo en dilatados espacios de la sociedad política moderna, Sula Stagnaro nos declara presentes en la voz de Margarita y todos los personajes la salpican de sus rumores más íntimos en el desarrollo y conflicto presentados…
La propuesta de Sula es presentar una obra que escribió remontando sobre el abismo del pasado que se forja como contexto, y soltarla al viento heredado como una novela que osará completar el lector empírico con el caudal de sus propias pisadas. Lo que quizás solo se logre cabalmente al desnudo…
Sin ropajes, sin ornamentos. Con la única intención de bucear en el sentir genuino a través de los personajes que legitiman los sucesos reales que se yerguen, con una raya vertical enfatizada, en la línea cronológica de nuestras vidas.

Gisela Vanesa Mancuso