por
Graciela Licciardi
Al leer la novela de Nélida Habeshian, 1945 – Secretas vibraciones del pasado, el lector se encontrará frente a una historia que lo atrapará desde el primer instante. Su lenguaje fluido y ameno va pintando pinceladas de un tiempo lejano donde la autora nos va llevando de la mano por aquellos típicos ambientes de los años 40….La descripción del mobiliario de las casas, la exquisitez en el detalle de la vestimenta y sumado a ello la cita de diversos puntos de la ciudad de Buenos Aires, más exactamente en la Capital Federal, los barrios de Palermo, Almagro, el centro y otros, como así también lugares emblemáticos como Harrod´s, Las violetas, El Café Tortoni, las revistas de aquellos tiempos: Damas y damitas, Chabela y El Hogar y sucesos tan importantes como la bomba de Hiroshima, la lucha por obtener el sufragio femenino….la aparición del libro “El juguete rabioso” de Roberto Arlt, o la mención de Frank Sinatra cantando uno de sus temas favoritos “Begin the Beguine”.
El entramado de lo que se cuenta pretende ser, a primera vista, una suerte de narración lineal en el devenir del tiempo y el abordaje a épocas cada vez más cercanas, sin embargo Nélida Habeshian bifurca, con la astucia de la buena escritura, hacia diversos puntos donde se produce el quiebre temporal . El lector avezado lo irá descubriendo, pues de eso se trata, de un juego de cajas chinas donde unos sucesos están contenidos dentro de otros, y otros dentro de otros más y así sucesivamente, de manera que la urdimbre tejida por la autora en los diferentes personajes, nos va causando un efecto de encantamiento por el que necesitamos seguir leyendo.
El impacto sorpresivo que causa esa distorsión narrativa, a mi entender, es la mayor virtud de la novela.
Las costumbres, la moral y lo que honraba a las familias en ese tiempo cobra un valor importantísimo en la historia y además se advierte la manera en que es plasmado el cambio que las diferentes épocas hacen de los valores humanos.
Bien podríamos pensar en que el personaje narrante que es Alejandra Castex, quien va contando la historia y a la vez se toma un respiro y escribe en su diario, funcionaría como el alter ego de la autora que es narrante absoluta de la novela, hecho que se constituye en el juego del doble que ya Fiódor Mijáilovich Dostoyevski en el personaje de una de sus notables novelas, Yákov Petróvich Goliadkin observamos cómo su personalidad se parte en una lucha interna o por ejemplo, como hemos observado en Saramago en varias de sus novelas.
De esta manera me cabe inferir que de la novela 1945 – Secretas vibraciones del pasado, surgirían una serie de preguntas inquietantes: ¿En qué consiste la identidad? ¿Qué nos define como personas individuales y únicas? ¿El personaje principal de esas secretas vibraciones del pasado, Alejandra Castex, que se exhinde como lo hace, entre narradora ficcional, escritora de su diario y lo que el futuro dentro de la misma novela le deparara, no es acaso uno de los hallazgos más interesantes que un escritor contemporáneo puede trabajar sobre la dualidad del ser humano?
Nélida Habeshian convierte la voz narradora en sujeto activo, en un juego metaliterario que pone al servicio de la historia y que va mucho más allá de las rupturas estrictamente formales.
Por tal motivo me atrevo a afirmar que estamos frente a una novela sorprendente y notable que, a mi juicio, merece ser leída con fruición y de la cual el lector quedará ampliamente satisfecho.
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