Entregarse a leer “Magits” de Guillermo Mauri no ha sido tarea
fácil. Es un libro de suma profundidad. En él se desarrollan una
multiplicidad de sentidos que disparan sus poemas hacia el despojo,
el salto al vacío con una infinidad de interrogantes que el poeta instala
en su escritura y en el lector. Ya desde el título nos establece la
inquietud de preguntarnos qué significa Magits. El autor ha respondido,
Magits es ésto, es yo, es lo peor de mí, lo mejor de mí, lo peor
que encontré en otros también lo mejor. Magits es el ostracismo que
me rige, el hermetismo con el que enfrento al mundo y que absorví
de pocos y de muchos. Magits es, como estas palabras son.
En Anembriónico ese alma de madre, así escribe, despierta, sin
embargo, arranca las palabras “fe” y “esperanza” de sí misma. En Baila
sobre el dolor encontramos un oxímoron de contenido, el autor se
maneja con los contrarios, el baile supone alegría y el dolor tristeza,
refuerza el concepto con un hipérbole, es decir exacerba el sentir,
dice: haciendo doler al dolor. Luego Guillermo suaviza su agudeza
con el poema Albatros donde simboliza en esas aves pequeñas el concepto
de armonía en el apareamiento y brinda por el futuro y canta
victorioso por el pasado y el presente. En El niño ausente Guillermo
Mauri vuelve a la carga con un poema cuya desolación zambulle al
lector en una infinita pena, habla del abandono que invade el útero, el
niño ausente canta y su voz es silenciosa…es el grito más desgarrador y el
poema alcanza su momento epifánico en la descripción de ese amor
despellejado que nunca cicatrizará. Hay poemas brevísimos que sin
embargo en su concisión abarcan una interioridad profundamente
lograda. En Frutos, por ejemplo, el autor propone clavar una raíz
de árbol en el pecho de la amada. En Años de Soledad, Tranquilo,
Ropa, Balcón, Saber, todos poemas de apenas cuatro o cinco versos,
Mauri condensa su mirada desde la observación minuciosa derivada
10 11
en diversas reflexiones, donde la solución parece ser el des-echar lo
que no sirve en sentencias reales y contundentes. En Ajedrez, de apenas
tres versos, Guillermo condensa el vacío de poder en el ajedrez
de la vida, lo vacuo, el juego del tablero de la existencia. El Niño
Pensante es otro niño, ya no está ausente, ya es un niño cuya madre
cree que es un niño común, pero en él se encierra un imaginador
fantástico que de tanto dibujar quiere llegar a la luna, quiere tomar
ese ojo perdido y así es como dibuja una escalera gigante que llegue
al cielo donde encuentra lo que está buscando, nada menos que en
su bolsillo, pero lo entrega a quien corresponde y el niño por fin
sonríe. Un poema que por su ternura nos conmueve en la significación
en que lleva a nombrar a su abuela y el arbusto que plantó por
primera vez, en alusión a los ancestros que el poeta no olvida. La
pequeña cabeza es otro hallazgo escriturario en la obra de Guillermo,
la enajenación del individuo, en su cubículo de oficina, que odia y
ama a la vez, con resignada aceptación. Todo ser llega a conmoverse
cuando las fuerzas siniestras acechan, tal es el sentido del poema Las
fieras que el autor describe con maestría. En Los Rosales, poema dividido
en tres partes, encontramos otro oximoron, es decir un juego
de contrarios, cuando escribe “hasta el dolor puede ser hermoso”, en el
poema se desarrolla la reflexión sobre las heridas profundas, no comparables
con la pequeña incisión que puede producir la espina de
una rosa, heridas que, sin embargo, el autor ve como positivas, pues
el ardor en las manos de su abuela, que ha estado en contacto con las
rosas, hacen que valgan la pena. En Paradoja el amor y el odio se
entrecruzan, se llora y se ríe, se abraza, se besa, se grita y se susurra
y el autor pone énfasis en pronunciar que el que está en el poema
es un hombre, una creación ínfima en comparacióna este mundo, y el
amor, es, precisamente, una paradoja, esa idea opuesta al sentir de las
personas. Perdido es un breve poema en el cual el uso del participio
pasado es intencionado y reiterado como así también el gerundio
con lo cual el autor logra disparar los sentidos en varias direcciones,
constituyéndose en un hallazgo para el oído del lector. Mentir…
sobre todo nos trae al pensamiento sobre el devenir cotidiano con
un verso contundente donde se pone en tela de juicio el valor de la
verdad. En el poema Lo que quedó de lado Guillermo nos trae imágenes
sensoriales que denotan melancolía, un cassette gastado, escribe,
y reconoce las inútiles depresivas canciones, la adolescencia inocente
y la rebeldía idiota de otros tiempos, con hondas reflexiones sobre
el asirse al dolor como ilusa idea. En Danza sobre el río de sangre
Guillermo describe el miedo que se expande como un virus. Habiendo
entrevistado al autor me ha manifestado que en este poema hace
alusión a la homónima frase de «El Matadero», “Danza sobre el río
de sangre” que se refiere a cuando desangran a un animal, previo a
aplicarle el mazaso, y que, en forma empática, Guillermo se mimetiza
con el sentir del dolor de aquellos que tiene sus días contados.
En 5to Round el poeta compara a la vida como una pelea de boxeo,
apela a la sinestesia, es decir la mezcla de un objeto y una sensación,
pues escribe: zapatos y frustración. Estoy en total discrepancia es la
reivindicación de la belleza común y la discrepancia con el estereotipo
de la misma, el poeta la observa y argumenta a favor de las mujeres
de todos los días. La vereda del bodegón es, dice el autor, un banco
interminable, siempre hay lugar para unos más. En ella está el personaje
de una vereda que puede ser de un barrio cualquiera, o de alguna
parte de la existencia, esos santos, demonios, genios, borrachos, bueno,
malos o vagos, como escribe Guillermo, y precisamente ellos fueron
los que inspiraron el poema. En Ojos verdes observamos el uso de la
metonimia, descripción de la parte por el todo, Ojos verdes la parte
del cuerpo total, y el uso de la anáfora pues comienza varios versos con
la misma expresión: Ojos verdes mastica mi pulóver/ ojos verdes guarda
sus duelos/ ojos verdes cuida a quien ama. Con Olga y Rubén el escritor
nos trae de la mano una crónica de la pobreza, de índole social,
donde se observa la investigación del autor acerca de la historia que
se cuenta y donde con imágenes tiernas dulcifica el horror de las
12 13
vivencias. Está Bien es la descripción de un estado, una visión optimista,
aunque el mundo se venga abajo. Bambina, un breve poema
que intenta depurar el veneno del pasado musical, escribe el poeta. En
Carta de Agradecimiento el poeta es un perro encerrado en humano
y en la cena se siente un invitado de lujo/ importante/ algo inexistente
en él. Hay una cena especial, aparece la figura del nono que habló
de su hermano antes de olvidar su nombre y en dicha cena Guillermo
impresiona por la descripción de sensaciones en lo que se come, se
bebe, se dice, se devela lo que duele y ese “irse” que produce el dolor
de la despedida, realmente es un poema conmovedor. Por último en
la narración No era necesario que te desnudaras, el autor, procura
llamar nuestra atención con el título, nos instala una inquietud. Con
un lenguaje coloquial, ameno, descriptivo, también por momentos
irónico y sarcástico y en otras ocasiones cómico nos va llevando a un
sinnúmero de alteridades. Walter y Elvira, los personajes del cuento,
son especiales. Guillermo despliega sus artes nuevamente en no
develar los sucesos sino mientras sobre ellos nos vamos enterando, a
través de la lectura, sin sentencias de anterioridad. Una historia donde
los protagonistas no están dispuestos a ceder, ninguno quiere dar.
A lo largo de los diálogos que se van suscitando se conoce el carácter
de Walter y Elvira. Frases muy bien logradas como: “…se está por
quemar la lamparita y nosotros somos enanos sin escaleras”, descripción
de la impotencia frente a determinadas circunstancias en las que no
se puede accionar demasiado. Se repite en el autor la minuciosidad
en la descripción de las ropas, los gestos, las miradas, el gusto por la
música, la cocina y todo lo entrañable de los pesonajes. Guillermo
le imprime al cuento instancias de reflexión acerca de la existencia,
donde convergen desnudez y obsesión, locura y calma, tensión, comicidad
y la dicotomía de Walter, personaje controvertido que lo
hace actuar de maneras diferentes. Un final inesperado nos sorprende,
lejos de los lugares comunes en los que se cae, generalmente,
cuando se trata de una historia de amor.
En fin, desde mi óptica como escritora y crítica insto a los lectores
a recorrer las páginas de este libro “Magits” de Guillermo Mauri,
con avidez y entusiasmo, porque, estoy segura, encontrarán en él,
infinitas sensaciones que los conducirán a lugares insospechados. |