Vilma Osella
¿En
qué forma te permite el género epistolar
expresarte en tu narrativa, y qué significa Juanele
en tu vida?
Voy a empezar por
contestar la segunda. A juan L Ortiz yo no lo estudié en mi curricula.
Lo aprendí a conocer cuando empecé a frecuentar
los foros entrerianos. Era tan fuerte la figura de él
y el sentimiento de la gente hacia él que me movió curidosidad.
Así empecé a leerlo y a comentarlo con mis
amigos, por ejemplo Luis María Sobrón, quien
tenía especial devoción por ese Juanele de
la pipa larga y la mirada en lejanía. El que se
iba en una canoa al medio, a la intersección del
los ríos Uruguay y Paraná, a las lagunas
cercanas y fondeaba largas horas mientras se regodeaba
con la vista de su alrededor. Juanele tiene toda esa naturaleza
en sus versos, tiene también una poesía social
importante y un deseo de infinitud, una mirada al infinito.
El amaba los simbolistas franceses y yo... ¡ me enamoré perdidamente
de Mallarmé, Claro que él nunca se enteró pero
ni hacía falta. Y yo me identifiqué con Juanele
porque a todas esa cosas le canto también yo, salvada
las distancias. A ver, no estoy diciendo que me comparo
con él sino que me identifiqué con él.
Me emparenté y, a partir de ahí, lo quiero
bastante.
En cuanto al epistolar es un género olvidado y sin
embargo muy interesante para mover los personajes como
lo hacemos en un cuento. Es lo que pretendí hacer
en esas cartas. Y me moví con toda comodidad y creo
que están bien perfilados. Es una vana pretensión
de rescatar el género como válido. Estas
cartas no las escribí para este libro. Dormian el
sueño de los justos: las escribí en un mayoriía
en 2005 y las leí con Cristina Pizarro quien insistía
en la necesidad de su publicación. Cartas ¿ quien
va a leer cartas? me preguntaba. Ahora aparece Graciela
Licciardi con esta propuesta y ubiqué algunas. Las
otras esperan. Ya voy a ver qué hago con ellas. ¿ Te
contesté? Ah sí, muchas gracias!!!
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