¿Cómo funcionan los sentimientos de extremo dolor, ternura y miedo como disparadores en tus cuentos? ¿Cómo funciona lo costumbrista?
La conducta del ser humano está determinada por los sentimientos. Ellos son los responsables de las diferentes reacciones que caracterizan y distinguen a unos de otros.
Sentimientos como el dolor, por ejemplo, puede provocar reacciones diversas; hay quienes responden al mismo con sumisión, resignación, hasta pueden lamer su propia herida. Muchas veces situaciones de extremo dolor desnudan la grandeza del individuo, sublimando sus valores y virtudes. En cambio hay quienes reaccionan al dolor con resentimiento, sacando un ser vengativo que busca al culpable de sus propios errores o debilidades afuera de su persona.
La ternura siempre es una fuente de gracia, un abrevadero donde se calman las tensiones, se atemperan los ánimos, se apaga la violencia. La ternura se ve amenazada por el miedo, uno de los más bajos de los sentimientos. El miedo puede provocar reacciones inesperadas e intempestivas; puede ser traicionero, sorpresivo, depredador. El miedo puede anular y sobrecoger el valor humano. El miedo es el disparador de la vulnerabilidad, y puede llevar hasta el crimen. En cambio veo a la ternura como el vehículo redentor.
Esta diversidad de sentimientos que experimenta el ser humano es la materia prima del escritor, es un arma poderosa y de incuestionable valor, la cual le permite componer las más diversas e inimaginables historias y personajes para su creación.
Lo costumbrista en mi narrativa es la etiqueta que da carácter al texto y rubrica las escenas con tintes de naturaleza y paisaje, tanto los de afuera como los del alma y sus tormentos. No hay filtros, lo visual se impone y cobra fuerza por el realismo de los acontecimientos. El género costumbrista es la identidad misma de la obra, es su personalidad, y remite siempre a sus orígenes donde el hombre, animales y plantas tienen protagonismo y entidad. Incluso el primitivismo tiene lugar como punto de referencia y disparador.