Cira Orfilia son los nombres que recibió por alguna decisión racional de sus padres la WAWA, el vocablo con el que accidentalmente la llamé siendo muy pequeño y con el que ahora todos los nietos la identificamos. Esta misma dicotomía presente en lo nominal de su persona, es la que he podido apreciar en el desarrollo de su vida. Ella decidió ser esposa, madre y abuela de incansable actividad, profesora y cocinera. El amor espontáneo del sol nocturno que hace olvidar el sueño la eligió poeta. Así ese don que hace al cuerpo verbo la visitó, con silenciosa voz, durante toda su vida. Este libro es un testimonio ineludible para quienes quieren acabar o empezar a conocerla, aquí se palpa la misión que precede a la existencia. Existencia que he tenido el privilegio de compartir. Privilegio, también, el de poder dedicar estas breves palabras para describir un corazón muy grande.
Federico Tagle |
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Dibujo de la nieta Mía Bizzozzero
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Dibujo del nieto Marco Bizzozzero
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Cira Vivern de Llamosas junto a su esposo
Pelayo Oscar Llamosa |