Prólogo “Reunión de Voces Narradoras” Colección: Relatos “Un arte contado”

  Identidad acentuada

       A modo de comentario general a las obras incluidas en esta antología, cabe señalar la diversidad de estilos y temáticas, no sólo con res¬pecto a los distintos autores, sino en ocasiones en la obra del mismo autor.

Se advierte en muchos de estos cuentos una gran tensión narrativa, por lo que, como dictamina Horacio Quiroga en el Decálogo del Perfecto Cuentista, el autor tiene una idea clara desde el comienzo de lo que va a suceder. Como ejemplo de lo anterior, puede mencionarse El viaje de Nils de Alejandro Drewes, donde se trata el tema borgiano del encuen¬tro del hombre con su destino.

Desde el punto de vista de la perspectiva y la distancia, como advierte Isabel Vasallo, el uso de las distintas personas es utilizado como vehículo expresivo. Se advierte como predominante la tercera persona singular focalizada internamente en el personaje, que a veces alterna con otra, ya sea en primera persona singular protagonista o testigo, o en otro personaje en tercera persona singular enfocado desde la inte¬rioridad. Esta alternancia entre personas se advierte en los cuentos de Gladys Abilar, por ejemplo, en Sara, que según la teoría de cuentos de Tzvetan Todorov, podría clasificarse como “temas del tú”, refiriéndose a la violencia y a los tabúes sexuales. En esta alternancia de terceras personas singulares, la visión inicial es la del victimario, que preanuncia la acción narrada luego desde la interioridad de la víctima.

La tercera persona del singular focalizada en la interioridad del per¬sonaje puede alternar también con la segunda del singular, como suce¬de en El cordón de Ricardo Picasso, para dar idea del desdoblamiento psicológico, la personalidad escindida que se recompone en una. Este constituye un tratamiento de los temas del ”yo”, o de la locura, según la teoría del cuento fantástico de Todorov, al producirse, como indica el citado teórico, una vacilación entre realidades de la que el autor participa al lector.

En cuanto a Ana de Benedictis, en Pasos, se contrasta la variación entre la tercera persona del singular inicial y la tercera persona del plu¬ral final, correspondiente a la visión focalizada desde la interioridad del personaje y la perspectiva exterior, lo que da lugar a un contraste irrisorio.
Asimismo, Cristina Pizarro en Sin Tiempo utiliza la tercera persona del singular, y la alterna con la tercera persona plural al finalizar, anu¬dando detalles que se habían anunciado anteriormente en una visión globalizadora abordada desde el realismo mágico y la consubstanciación con la naturaleza.

La tercera persona del singular se entreteje con la primera del singular, en la narración desde una testigo en Piedad Inicial de Emilce Strucchi, y contribuye a producir el efecto de “extrañamiento”, una deshumanización progresiva e intencional en este despojamiento que denuncia la extrema frialdad del sistema médico, reflejado en esta desintegración de la tercera persona cuya identidad inicial la testigo ya no reconoce.

En Se hizo justicia, David Sorbille varía entre el “me contó” y la tercera persona del singular que se interpone, y a la que sucede intermitentemente la primera persona del protagonista, acrecentando la apretada tensión narrativa.
También se observa otro uso de la tercera persona del singular y plural, cuando se presenta un mayor distanciamiento, ejemplificado en Un pescador japonés de Marta Castagnino, donde la sobria lineariedad denota la callada ternura que entre sí se profesan los personajes. A su vez, este distanciamiento otorga a la narración cariz de leyenda.

En cuanto al uso exclusivo de la primera persona del singular, pue¬de señalarse su uso muy acertado, por ejemplo, en Paréntesis, de Gra¬ciela Bucci, un cuento simbólico y a la vez fantástico, donde se da la vacilación entre realidades que indica Tzvetan Todorov y a la vez el temor que subraya como condición Irène Bessière, ambos con respecto al cuento fantástico. Se advierte una superposición de planos, una fu¬sión de lo tético y lo no tético (como los denomina Sartre), donde una realidad se sustituye por otra y lo aparentemente simbólico se convier¬te en real. En Con la cabeza gacha, perteneciente a la misma autora, la primera persona del singular, con su tono confesional, nos convierte en cómplices de un engaño.

La primera persona del singular es en El presagio de Isabel Krisch la de la protagonista y la de quien reflexiona a la vez, en un lenguaje sumamente natural y cálido, desde lo individual que deviene en cos¬tumbre, en uso social, con la irrupción del humor, como corresponde a su libro llamado Cuentos cotidianos.

Con referencia a Vilma Osella, que incursiona en el género epistolar, hay una interpelación al otro, en segunda persona del singular que se manifiesta en las diversas Cartas de variados registros, que van desde el místico al social, sin olvidar el amatorio. Una excepción a esta perspectiva es la Carta a Juan L. Ortiz, un homenaje donde se observa el uso sucesivo de la primera y segunda persona del singular, y la autora se comunica con el poeta ausente. Además, la poesía de Juanele, en intertextualidad cuidadosamente entretejida con el texto, se convierte en otro personaje, con el que la autora dialoga, como representación del poeta.

Otro homenaje a subrayar, es el realizado por David Sorbille a Susa¬na Fernández Sachaos en La Dama del Sueño, donde la variación entre la primera y tercera persona acentúa la cercanía entre el autor y la dama luminosa de la poesía.
Asimismo, debe destacarse El plan, cuento de homenaje a Julio Cortázar de Emilce Strucchi, en donde los planos paralelos de acción se fusionan y entretejen en el marco de una atmósfera onírica y realista a la vez, con técnica impecable, para llegar a un final compartido, tal como en los cuentos del citado escritor.
Indiferencia, impunidad, injusticia reflejados en “Carta desde otro país” de Marta Castagnino, el personaje, desea volver a la tierra tan amada y como dice el texto: “ser parte del fuego de un ave casi desconocida, mítica,que vive tan sólo en el alma de los hombres que todavía sienten.” *
El recurso de la obra inserta dentro de otra obra, se manifiesta en El diario de Marie H. de Alejandro Drewes, donde se sella el pacto de credibilidad el narrador y el lector en la tercera persona singular del editor, que inyecta verosimilitud al diario con la supuesta omisión de 7 8 9 fechas y nombres, inscribiéndose en la tradición literaria (como ejem¬plo, ese “de cuyo nombre no quiero acordarme” de Cervantes, cuentos de Oscar Wilde, etc.). En el diario, la primera persona del singular alterna con la intertextualidad, que acentúa el clima de dolor y magia devastada, como la cita correspondiente a The Wasteland de T.S.Eliot, y refuerza el padecer de este personaje inmerso en una realidad sombría, tanto externa como interna.

El homenaje a la vejez halla una expresión delicadísima en El Último Sol, de Gladys Abilar, y en Filomena, de Cristina Pizarro, con la por¬menorizada secuencia descendente que acaba con ese “ya todo había envejecido”.
En cuanto a los relatos fantásticos, se destacan: El viaje a Pursen de Ricardo Picasso. Cuento profundamente misterioso, de realidades paralelas , entre las que el autor vacila y el lector intenta develar; Sin Tiempo, de Cristina Pizarro, donde se quiebra la unidad tiempo-espacio, además de los detalles cortazianos y desconcertantes en El duelo, de Cristina Pizarro como “la herida que la espada le había provocado”, comparable con el “olor” de la guerra en La noche boca arriba; por último, no debemos olvidar El rincón de la angustia, de Ana de Benedictis, donde irrumpe magistral el realismo mágico como sólo se da en Latinoamérica, con un estilo originalísimo.
Se advierte además, una oposición a la par que un paralelismo entre dos cuentos, tan disímiles como la vida y la muerte: El último concierto de Alejandro Drewes, de tono trágico, y La Obra de Teatro de Isabel Krisch, una comedia. Las coincidencias radican en que ambos relatos transcurren en pueblos pequeños de Europa y en sus teatros, donde se centraliza la vida local. También en ambos casos El Concierto del Nuevo Mundo de Dvorak y la obra Hamlet, de Shakespeare constituyen una ironía del destino, en el primer caso, dolorosa y en el segundo, desopilante.

En cuanto a la referencia a un momento histórico señalaremos el cuento Jesús y Perro, de Marta Castagnino, In memorian de los chicos de la guerra, la autora se adentra en la oscuridad, el frío, el hambre y el miedo, entre ruido de metrallas y todo el dolor vivido por nuestros jóvenes*, La historia secreta, de David Sorbille, que manifiesta intertex¬tualidad con el cuento Nota al pie de Rodolfo Walsh y donde se narran hechos de represión de una época tristemente célebre en la Argentina; también Cartas de Peter y Lotte: trozos de un espejo roto, de A. Drewes, donde la angustia existencial correspondiente al momento histórico se acentúa con las referencias a poetas checos luego de la represión posterior a la Primavera de Praga y también a la voz de Juliette Greco, musa del existencialismo francés.

En síntesis, los narradores incluidos en esta antología manifiestan una identidad acentuada, no sólo por sus diversos estilos y maestros, sino por su evidente compromiso con el oficio de escribir como posición vital, hecho que comparten con Graciela Licciardi, que ha volcado su amor a la palabra en poesía, narrativa, teatro y ahora, en esta profesión de Editora en la que ha reunido a tan excelentes escritores.

Irene Marks
* Aporte de Graciela Licciardi

Feria del Libro 2012 Stand SADE y Provincias.

Presencia de ENIGMA EDITORES
en la FERIA DEL LIBRO
Stand de las Provincias Argentinas
Presencia de ENIGMA EDITORES
en la FERIA DEL LIBRO
Stand de la Sociedad Argentina de Escritores
Ricardo Picasso, Mabel Fontau, Marta Castagnino, Graciela Licciardi
María Belén Áleman, ANA DE BENEDICTIS, RICARDO PICASSO, CRISTINA PIZARRO, ELENA EYREMENDI, GRACIELA BUCCI, MABEL FONTAU, MARTA CASTAGNINO, FRANÇOISE LALY
MARTA CASTAGNINO, FRANÇOISE LALMABEL FONTAU, MARÍA ROSA LEÓN, GRACIELA LICCIARDI
Zulma Prina, Celia Glanzmann, Cristina Pizarro
Ricardo Picasso, Irene Marks, Mabel Fontau, Marta Castagnino, Graciela Licciardi
DAVID SORBILLE, HORACIO LAITANO, Mª MONTSERRAT BERTRÁN, GRACIELA BUCCI, DRAGONTESA , Mª ROSA LEÓN, GRA LICCIARDI
María Belén Áleman, ANA DE BENEDICTIS, CECILIA GLANZMANN, MABEL FONTAU, FRANÇOISE LALY, RICARDO PICASSO
María Belén Áleman, ANA DE BENEDICTIS, CECILIA GLANZMANN, CRISTINA PIZARRO, LOURDES ZALAZAR
VILMA OSELLA, ALEJANDRO DREWES, DAVID SORBILLE, FRANÇOISE LALY, MARTA SALVADOR, EMILCE STRUCCHI, MARTA CASTAGNINO, OLGA

Margaret Collazo

¿Cómo funcionan los sentimientos de extremo dolor, ternura y miedo como disparadores en tus cuentos? ¿Cómo funciona lo costumbrista?

Invitada a hablar ante escritores y poetas , acto realizado en SADE con motivo de la presentación de tres libros de la Editorial Enigma,de los cuales dos de ellos tenían tapas con mis trabajos. Pensé no hacerlo, pero el haber sido docente pudo mas!!! .-
Asi como mis obras son testimoniales también lo es, cuando me expreso!!!!

Por lo tanto me pareció que el valor de lo que les iba a contar ,estaba en la experiencia vivida, una vez que decidí hacer un cambio en mi hacer plástico:

Cuantos actos no profundizados y sin querer queriendo! y porque se me ocurrió hacer un pequeño giro en mi hacer plástico me encontré girando en el aire sin reconocer la pista en donde patinar.- Heme aquí ante el Collage, que por cierto conocía pero nunca lo había atravesado. Como todo, una es conocer y otro poner el cuerpo, desear y estar !

El camino, la estreches, la inseguridad, sentirse un principiante sabiendo que no se lo es! necesitando un docente guía que rescate tus aciertos marcando posibles senderos.-

Los cambios fueron llegando pero no solo en la plástica sino en las reflexiones, recuerdo que como trabajaba en hojas grande como soporte lo hacia en el piso y en el ir venir de la cocina al dormitorio los miraba y por ahí cambiaba un color del lugar e inmediatamente todo cambiaba y pensaba “así es la vida” un pequeño movimiento de nuestro pensamiento y todo es diferente.-

Creo que no es necesario hacer todo el desarrollo de proceso, solo agregar que cuando el cambio es visible es porque ya se desbordado el SER.-

Emilce Strucchi

¿Cómo se manifiestan en tu narrativa la injusticia y el desamparo? ¿Qué experiencias actuaron como detonantes para tus hondas percepciones?

En mi caso, entonces, 1- injusticia y desamparo en mi narrativa. 2-experiencias que actuaron como detonantes para mis hondas percepciones.

Por la vida misma, y mucho por mi trabajo como psicóloga, estoy naturalmente disponible para co-vivenciar con los otros, comprehenderlos íntimamente, y luego distanciarme de esas vivencias tan profundas para poder ayudarlos; también debo hacerlo con respecto a mis propias emociones y percepciones (captarlas y después aprovecharlas constructivamente) creo que la literatura también facilita los dos movimientos: ahondar en uno y en los otros y en el alrededor, y luego desdoblarse, alejarse de algún modo en el acto de escribir para la construcción de una realidad distinta por otra parte, amo la vida y la luz, y a la vez estoy muy conectada con las oscuridades: las propias, las ajenas (dicen que esto también sucede porque soy escorpiana! ); creo que la escritura facilita ese juego de luces y sombras, que tan pronto aluden u ocultan capas de sentido además, nuestro mundo actual tiene tanto y tanto de incertidumbre, desamparo, injusticia y violencia que me parece-mirando a la distancia mis cuentos y novelas-que busco INTEGRAR CREATIVAMENTE LOS DESAMPAROS INFANTILES (LOS DE OTROS, LOS MÍOS) CON LAS PERCEPCIONES Y VIVENCIAS PROVENIENTES DE LAS REALIDADES DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO. Es mi modo de lidiar con todo esto para dejar espacio interno a la esperanza y la alegría tal vez también esta sea la razón por la cual estoy empezando a darle lugar a la ironía en mis escritos (tanto en poesía como en narrativa): una especie de sonrisa piadosa como medicina para el dolor.

Ricardo Picasso

¿Podrías hablar de esa delgada línea entre realidades, mundos fantásticos, personalidades escindidas que se aprecia en tu narrativa que ahonda con gran fuerza en lo psicológico?

Ante todo debo agradecer a Graciela Licciardi por convocarme junto a tan prestigiosos narradores y a Marta Castagnino por alentarme para que escriba cuentos hace alrededor de cuatro años. Así comencé con el taller de escritura de la Asociación de Médicos Municipales coordinado por la licenciada Andrea Delfini. En varios de mis cuentos se desdoblan los personajes, juego con lo disociativo, con los espejos, con los contrarios enfrentados, la razón y la sinrazón, el arrojo y el temor, la reflexión de la subjetividad. Todo ello me divierte, es un hermoso juego y me ayuda muchísimo en el ejercicio de mi profesión de médico psiquiatra. Me ayuda especialmente para comprender la paciencia que tienen que tener todos mis pacientes para comprender mis propias locuras.
En definitiva, siento una gran alegría por compartir con todos ustedes este gratísimo momento.

Cristina Pizarro

¿Cómo se refleja el tiempo en tu búsqueda narrativa y qué logros te permite alcanzar ese buceo en realidades paralelas? ¿Cuál es tu visión de la dimensión de la que el tiempo forma parte?

Pienso que en mi búsqueda narrativa se refleja un tiempo recobrado. Es el relato de distintas historias cuyas tramas y estructuras me permiten trazar una identidad narrativa y la construcción de la subjetividad.
Hay un tiempo recordado, un tiempo soñado, un tiempo imaginado en ese tiempo recobrado, en el que los hechos reales se tornan fantásticos.

También hay un tiempo de desazón, de agotamiento, de opresión y un tiempo de sosiego, calma, serenidad. Se relaciona con el proceso de la creación que va del caos a la iluminación.

Permanece y predomina el sentimiento del amor en las dimensiones del tiempo y del espacio.
Es el tiempo del vivir, de la existencia, es el tiempo de la soledad del existir, de la finitud, de lo efímero, la decrepitud, la vejez, la muerte, la eternidad, plasmada en el deseo inconsciente de la inmortalidad.

Los personajes luchan por contrarrestar la soledad. Ulises experimenta distintas frustraciones amorosas y se refugia en lo onírico. Gertrudis vive el éxtasis contemplativo por el arte. Rosendo halla su resurrección en la fusión con la naturaleza. Filomena soporta la decrepitud de los que la rodean y padece el desamparo de la vejez. Francisco muere por el desamor y la rivalidad de sus hijos. Giulio se exilia en su propia lengua materna y no logra comunicarse con los demás.

En los versos finales del poema “Piedad” de Lirios prohibidos, 1998 (59) expresé:

“Porque estamos hechos con la sustancia de las horas
quiero destruir las líneas sucesivas del tiempo
y crear en la eternidad
las vidas de un ciclo interminable.”

Vilma Osella

¿En qué forma te permite el género epistolar expresarte en tu narrativa, y qué significa Juanele en tu vida?

Voy a empezar por contestar la segunda. A juan L Ortiz yo no lo estudié en mi curricula. Lo aprendí a conocer cuando empecé a frecuentar los foros entrerianos. Era tan fuerte la figura de él y el sentimiento de la gente hacia él que me movió curidosidad. Así empecé a leerlo y a comentarlo con mis amigos, por ejemplo Luis María Sobrón, quien tenía especial devoción por ese Juanele de la pipa larga y la mirada en lejanía. El que se iba en una canoa al medio, a la intersección del los ríos Uruguay y Paraná, a las lagunas cercanas y fondeaba largas horas mientras se regodeaba con la vista de su alrededor. Juanele tiene toda esa naturaleza en sus versos, tiene también una poesía social importante y un deseo de infinitud, una mirada al infinito. El amaba los simbolistas franceses y yo… ¡ me enamoré perdidamente de Mallarmé, Claro que él nunca se enteró pero ni hacía falta. Y yo me identifiqué con Juanele porque a todas esa cosas le canto también yo, salvada las distancias. A ver, no estoy diciendo que me comparo con él sino que me identifiqué con él. Me emparenté y, a partir de ahí, lo quiero bastante.

En cuanto al epistolar es un género olvidado y sin embargo muy interesante para mover los personajes como lo hacemos en un cuento. Es lo que pretendí hacer en esas cartas. Y me moví con toda comodidad y creo que están bien perfilados. Es una vana pretensión de rescatar el género como válido. Estas cartas no las escribí para este libro. Dormian el sueño de los justos: las escribí en un mayoriía en 2005 y las leí con Cristina Pizarro quien insistía en la necesidad de su publicación. Cartas ¿ quien va a leer cartas? me preguntaba. Ahora aparece Graciela Licciardi con esta propuesta y ubiqué algunas. Las otras esperan. Ya voy a ver qué hago con ellas. ¿ Te contesté? Ah sí, muchas gracias!!!

Isabel Krisch

¿En qué medida influyen lo ancestral y el humor en tus cuentos? Es notable la diferencia entre tu poesía y tu prosa por ese toque cómico. ¿Cómo explicás esa diferencia?

Cuando escribo poesía, ésta nace en mí de una manera natural, sin proponérmelo demasiado y me permito la palabra sobre aquello que me angustia o me preocupa como eso íntimo y visceral que no se puede explicar. Y es por esto que tengo una teoría que reafirmo cada vez que se me pregunta y que es que “en la poesía, el escritor no puede mentir”, aunque se lo proponga. El lector fino y avezado sabrá leer en el detrás de la metáfora la herida del poeta.

En la narrativa me esfuerzo por contar algo que pasó, un hecho verídico o una anécdota propia o ajena con la intención de que se acerque a un formato cerrado. No sé inventar, sólo sé que puedo ser un instrumento de concreción de un hecho real que conmueve. Es decir, siento que no tengo la imaginación para recrear algo que no haya existido. Con una historia que se me muestra, sí, le doy forma y color y lo cierro como un cuento. Todavía no he abordado la novela, aunque ella ya se me esté insinuando.

En el caso particular de estos cuentos que fueron a la antología: UN ARTE CONTADO, en realidad, no son todos cómicos. El único que, tal vez, llame más la atención por su tono chispeante y divertido, es “La Obra de Teatro”, que también es una historia real, obviamente, modificada y adaptada; pero, en esencia, real. Y es uno de los tantos episodios que me contó un señor al que le escribí la historia de su vida. Alguien muy particular, como un ángel, con quien compartí un viaje en micro desde Mar del Plata a Buenos Aires. En el trayecto, me fue narrando el transitar de sus ochenta y ocho años, lo que hizo que dicho viaje sea infinitamente ameno y corto. A partir de allí, entablamos una amistad, extraña y maravillosa, que concluyó en un libro de factura y cuerpo literarios.

Don Antonio, como se llamaba el señor, falleció pocos años después, dejándome muchas de sus enseñanzas, de su fino humor y, sobre todo, la certeza de que yo podía escribir narrativa. De que puedo ser el vehículo, el instrumento, para aquellas personas con historias de enorme riqueza, pero sobre todo con la profunda sabiduría que dan los años y los deseos de trasmitir. Con la intención de dejar ejemplo y maestría.

La Literatura me ha dado, entonces, además de esa posibilidad de contar aquello que no puedo evitar a través de la metáfora, la herramienta para ayudar al prójimo a concretar su sentido de perpetuidad. Y esto es para mí una de las mayores bendiciones que he recibido.