Palabras preliminares de “Magits” de Guillermo N. Mauri.

por Francis Castrocane

Palabras liminares de un amigo

Después de haber leído algunos poemas y cuentos de este libro “Magits”, de Guillermo, y, algo muy importante, haber conversado, algunas veces, con el autor (no más de diez minutos cada vez), he comprobado, varios días después, que en todo ésto había cierto interés de mi parte.
Pero he aquí que pasados algunos días, vuelvo a las mismas lecturas, leo y releo, para luego encontrarme descubriendo que ese interés pasó a ser necesidad, para corroborar lo leído o escuchado y eso me ocurrió sin proponérmelo.
Me pregunto si esto se produce en forma simple, observando esto mismo en mí, y me cuestiono qué es eso que estoy observando.
Esos rostros y actitudes distintos de otros humanos o perros o gatos o elefantes, hormigas o el devenir de alguna estrella fugaz.
Creo que por ésto, lo que eran lecturas muy breves, ahora se habían convertido en imágenes reales, con luces y sombras, pero reales.
Como lector despojado de todo intelectualismo rescato muchas cosas las cuales ya internalizo, como si me pertenecieran.
Paso mucho tiempo sin leer y a veces por pura casualidad y por qué no caminando entre multitudes o solo por calles húmedas, o llevándome por delante el banquito de madera…
“¿y esa gente que fabricó una canoa y se alejó por el mar?”
(¿no, Guillermo?).

Prólogo de “Magits” de Guillermo N. Mauri.

por Graciela LICCIARDI

Entregarse a leer “Magits” de Guillermo Mauri no ha sido tarea
fácil. Es un libro de suma profundidad. En él se desarrollan una
multiplicidad de sentidos que disparan sus poemas hacia el despojo,
el salto al vacío con una infinidad de interrogantes que el poeta instala
en su escritura y en el lector. Ya desde el título nos establece la
inquietud de preguntarnos qué significa Magits. El autor ha respondido,
Magits es ésto, es yo, es lo peor de mí, lo mejor de mí, lo peor
que encontré en otros también lo mejor. Magits es el ostracismo que
me rige, el hermetismo con el que enfrento al mundo y que absorví
de pocos y de muchos. Magits es, como estas palabras son.
En Anembriónico ese alma de madre, así escribe, despierta, sin
embargo, arranca las palabras “fe” y “esperanza” de sí misma. En Baila
sobre el dolor encontramos un oxímoron de contenido, el autor se
maneja con los contrarios, el baile supone alegría y el dolor tristeza,
refuerza el concepto con un hipérbole, es decir exacerba el sentir,
dice: haciendo doler al dolor. Luego Guillermo suaviza su agudeza
con el poema Albatros donde simboliza en esas aves pequeñas el concepto
de armonía en el apareamiento y brinda por el futuro y canta
victorioso por el pasado y el presente. En El niño ausente Guillermo
Mauri vuelve a la carga con un poema cuya desolación zambulle al
lector en una infinita pena, habla del abandono que invade el útero, el
niño ausente canta y su voz es silenciosa…es el grito más desgarrador y el
poema alcanza su momento epifánico en la descripción de ese amor
despellejado que nunca cicatrizará. Hay poemas brevísimos que sin
embargo en su concisión abarcan una interioridad profundamente
lograda. En Frutos, por ejemplo, el autor propone clavar una raíz
de árbol en el pecho de la amada. En Años de Soledad, Tranquilo,
Ropa, Balcón, Saber, todos poemas de apenas cuatro o cinco versos,
Mauri condensa su mirada desde la observación minuciosa derivada
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en diversas reflexiones, donde la solución parece ser el des-echar lo
que no sirve en sentencias reales y contundentes. En Ajedrez, de apenas
tres versos, Guillermo condensa el vacío de poder en el ajedrez
de la vida, lo vacuo, el juego del tablero de la existencia. El Niño
Pensante es otro niño, ya no está ausente, ya es un niño cuya madre
cree que es un niño común, pero en él se encierra un imaginador
fantástico que de tanto dibujar quiere llegar a la luna, quiere tomar
ese ojo perdido y así es como dibuja una escalera gigante que llegue
al cielo donde encuentra lo que está buscando, nada menos que en
su bolsillo, pero lo entrega a quien corresponde y el niño por fin
sonríe. Un poema que por su ternura nos conmueve en la significación
en que lleva a nombrar a su abuela y el arbusto que plantó por
primera vez, en alusión a los ancestros que el poeta no olvida. La
pequeña cabeza es otro hallazgo escriturario en la obra de Guillermo,
la enajenación del individuo, en su cubículo de oficina, que odia y
ama a la vez, con resignada aceptaciónTodo ser llega a conmoverse
cuando las fuerzas siniestras acechan, tal es el sentido del poema Las
fieras que el autor describe con maestría. En Los Rosales, poema dividido
en tres partes, encontramos otro oximoron, es decir un juego
de contrarios, cuando escribe “hasta el dolor puede ser hermoso”, en el
poema se desarrolla la reflexión sobre las heridas profundas, no comparables
con la pequeña incisión que puede producir la espina de
una rosa, heridas que, sin embargo, el autor ve como positivas, pues
el ardor en las manos de su abuela, que ha estado en contacto con las
rosas, hacen que valgan la pena. En Paradoja el amor y el odio se
entrecruzan, se llora y se ríe, se abraza, se besa, se grita y se susurra
y el autor pone énfasis en pronunciar que el que está en el poema
es un hombre, una creación ínfima en comparacióna este mundo, y el
amor, es, precisamente, una paradoja, esa idea opuesta al sentir de las
personas. Perdido es un breve poema en el cual el uso del participio
pasado es intencionado y reiterado como así también el gerundio
con lo cual el autor logra disparar los sentidos en varias direcciones,
constituyéndose en un hallazgo para el oído del lector. Mentir…
sobre todo nos trae al pensamiento sobre el devenir cotidiano con
un verso contundente donde se pone en tela de juicio el valor de la
verdad. En el poema Lo que quedó de lado Guillermo nos trae imágenes
sensoriales que denotan melancolía, un cassette gastado, escribe,
y reconoce las inútiles depresivas canciones, la adolescencia inocente
y la rebeldía idiota de otros tiempos, con hondas reflexiones sobre
el asirse al dolor como ilusa idea. En Danza sobre el río de sangre
Guillermo describe el miedo que se expande como un virus. Habiendo
entrevistado al autor me ha manifestado que en este poema hace
alusión a la homónima frase de «El Matadero», “Danza sobre el río
de sangre” que se refiere a cuando desangran a un animal, previo a
aplicarle el mazaso, y que, en forma empática, Guillermo se mimetiza
con el sentir del dolor de aquellos que tiene sus días contados.
En 5to Round el poeta compara a la vida como una pelea de boxeo,
apela a la sinestesia, es decir la mezcla de un objeto y una sensación,
pues escribe: zapatos y frustración. Estoy en total discrepancia es la
reivindicación de la belleza común y la discrepancia con el estereotipo
de la misma, el poeta la observa y argumenta a favor de las mujeres
de todos los días. La vereda del bodegón es, dice el autor, un banco
interminable, siempre hay lugar para unos más. En ella está el personaje
de una vereda que puede ser de un barrio cualquiera, o de alguna
parte de la existencia, esos santos, demonios, genios, borrachos, bueno,
malos o vagos, como escribe Guillermo, y precisamente ellos fueron
los que inspiraron el poema. En Ojos verdes observamos el uso de la
metonimia, descripción de la parte por el todo, Ojos verdes la parte
del cuerpo total, y el uso de la anáfora pues comienza varios versos con
la misma expresión: Ojos verdes mastica mi pulóver/ ojos verdes guarda
sus duelos/ ojos verdes cuida a quien ama. Con Olga y Rubén el escritor
nos trae de la mano una crónica de la pobreza, de índole social,
donde se observa la investigación del autor acerca de la historia que
se cuenta y donde con imágenes tiernas dulcifica el horror de las
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vivencias. Está Bien es la descripción de un estado, una visión optimista,
aunque el mundo se venga abajo. Bambina, un breve poema
que intenta depurar el veneno del pasado musical, escribe el poeta. En
Carta de Agradecimiento el poeta es un perro encerrado en humano
y en la cena se siente un invitado de lujo/ importante/ algo inexistente
en él. Hay una cena especial, aparece la figura del nono que habló
de su hermano antes de olvidar su nombre y en dicha cena Guillermo
impresiona por la descripción de sensaciones en lo que se come, se
bebe, se dice, se devela lo que duele y ese “irse” que produce el dolor
de la despedida, realmente es un poema conmovedor. Por último en
la narración No era necesario que te desnudaras, el autor, procura
llamar nuestra atención con el título, nos instala una inquietud. Con
un lenguaje coloquial, ameno, descriptivo, también por momentos
irónico y sarcástico y en otras ocasiones cómico nos va llevando a un
sinnúmero de alteridades. Walter y Elvira, los personajes del cuento,
son especiales. Guillermo despliega sus artes nuevamente en no
develar los sucesos sino mientras sobre ellos nos vamos enterando, a
través de la lectura, sin sentencias de anterioridad. Una historia donde
los protagonistas no están dispuestos a ceder, ninguno quiere dar.
A lo largo de los diálogos que se van suscitando se conoce el carácter
de Walter y Elvira. Frases muy bien logradas como: “…se está por
quemar la lamparita y nosotros somos enanos sin escaleras”, descripción
de la impotencia frente a determinadas circunstancias en las que no
se puede accionar demasiado. Se repite en el autor la minuciosidad
en la descripción de las ropas, los gestos, las miradas, el gusto por la
música, la cocina y todo lo entrañable de los pesonajes. Guillermo
le imprime al cuento instancias de reflexión acerca de la existencia,
donde convergen desnudez y obsesión, locura y calma, tensión, comicidad
y la dicotomía de Walter, personaje controvertido que lo
hace actuar de maneras diferentes. Un final inesperado nos sorprende,
lejos de los lugares comunes en los que se cae, generalmente,
cuando se trata de una historia de amor.
En fin, desde mi óptica como escritora y crítica insto a los lectores
a recorrer las páginas de este libro “Magits” de Guillermo Mauri,
con avidez y entusiasmo, porque, estoy segura, encontrarán en él,
infinitas sensaciones que los conducirán a lugares insospechados.

Contratapas de «Malvinas. Para los chicos».

Carlos Carbone

Carlos Norberto Carbone
(1959) – La Matanza, Buenos
Aires, Argentina. Libros publicados:
“Poesías para decir presente”
(1983). “La llegada de los
hombres” (1984). “En la huella
del hombre” (1986). “Antes que
el viento se apague” (1989). “De
andenes lluvias y otras melancolías”
(1997). “Variaciones sobre
la noche y otras oscuridades”
(1999). “Poesía hacia el nuevo
milenio” Antol. (2001). Anaconda”
Poetas Antimperialistas.
Quebec, Canadá (2003). “Bodegueros
del diablo” (2004), con
Pablo Marrero. “País de vientre
abierto” Antolog. (2005). “Pasajeros
del penúltimo tren” (2007).
“Doce ciudadanos más uno”
(2008). “El verso tiene la palabra”
33 poetas Argentinos hoy,
(México). “Aspid” (2011).
“Bardos y desbordes” (2013).
Antolog. 14 autores (2013).
“Carma” (2014). Con Pablo
Marrero. “Borrando fronteras”
Antolog. Trinacional de
Microcciones (2014). “Poesía
de La Matanza 1970-2015”
“Antología Grupo A.L.E.G.R.I.A
– X Aniversario” (2015).
“Adagio” (2015).
Es integrante fundador del grupo
literario “LA SOCIEDAD DE LOS
POETAS VIVOS”.

Graciela Mosquera

Graciela Cristina Mosquera nació
el 14 de diciembre de 1961 en el
barrio de Flores, Capital Federal,
Argentina.
Cursó estudios de Derecho en la
Universidad de Buenos Aires. Se
recibió de Licenciada en Psicología
en UCES.
Es Psicóloga Social, Consultora
Psicológica y Técnica operadora en
Violencia Familiar.
Inició los caminos literarios a los 8
años de la mano de la poeta Nené
Padró de Tocci y asistiendo a tertulias
artísticas en la casa de Enrique
“Mono” Villegas y Margarita
Palacios.
Formó parte del taller literario de
Marta Braier.
En ee año participó de la exposición
itinerante MigrArte Postale ,
organizada por Progeo 7 Lune
(Italia).
Ejerce el psicoanálisis y escribe
poesía, cuento y novela.
Tiene un libro de cuentos , una
novela y un poemario aún inéditos .
Este es su primer libro.

Nota de la Editora de “Hombre de tierra Mujer de mar”.

Autores: Graciela Mosquera – Carlos Alberto Carbone

Nota de la Editora

Graciela Mosquera y Carlos Carbone han unido su poética en un mismo libro. Ellos dan cuenta de las particularidades de cada ser y en los mismos se sumergen conformando un corpus amoroso que trasunta soles. Una escritura que no requiere de análisis sintácticos o de criterios literarios, sino un libro para gozar, por su ternura, su constante entusiasmo por vivir y disfrutar del encuentro de dos seres vivaces que se han encontrado y se conforman en uno solo.
Hombre de tierra con que titula Graciela su ramillete de poemas, es el ser que la habita, es una tierra de paz, es el que la puebla con sus manos, la médula de ese amor, que la hace suya, con estrellas en la boca, ese hombre que encontró una madrugada, y la colmó de ternura donde dentro de ella, ahora descansa.
Bellas imágenes se suscitan en estos versos conjugados con la pasión, el asombro y la palabra lindadentro de ese amor  hecho una casa, como manifiesta la autora, que nos deja perplejos como cuando estamos ante la contemplación de un hermoso paisaje.
Me sucediste vos, dice Graciela, abrí todos los pliegues/ por tu pecho de cuna, continúa, y se suceden los besos: uno  colgado en una esquina o colmado del placer de la boca de  ese hombre de tierra…un beso que fertiliza, un beso que sólo dice TE AMO.
La naturaleza está presente en la poética de Graciela que trae el mar, las montañas, los ríos, la tierra misma que ha construido junto a ese hombre que la vida los contiene. De aquel desierto que transitaba llega transformada en la memoria de su cuerpo que sacia su sed y la desnuda en los ojos. La casa es una danza, leemos en un verso y sí, podemos afirmar que este es el baile de los que aman, que se han aunado en un mismo sentir, donde bandadas de pájaros representan la poesía que se expande bestial en la letra de Graciela, que se renueva y transmuta por veredas transparentes para descansar bajo la sombra de árbol de su amado.
Graciela es esa mujer que habita su cascada de piel y se desliza en el amor de ese hombre de tierra, donde cobijada junto a él ve la lluvia del afuera y se resguardece.
Mujer de mar es esa mujer de espuma y misterio que Carlos Carbone recrea en sus poemas y a la que enaltece como lo que es para él, esa mujer de palabras y sueños, ese mar de agua feroz que le alivia las penas. La ternura hacia su amada se manifiesta a través de versos entrañables como el que dice: traigo, ojitos dulces,…traigo ilusiones nuevas en mi ojal…traigo de mi barrio rayos de sol. Carlos le cantará o escribirá su poesía constante a esa mujer que siempre está alerta frente a él, al lado de él, en él…esa mujer que agita palomas, que dice palabras para que la canción empiece. Las pequeñas y válidas costumbres cotidianas encuentran relevancia en la poética de Carlos que describe con minuciosidad y a la vez encantamiento, los momentos más sublimes del encuentro amoroso con esa mujer en la que ve un poema al hacerle el amor en el aire o mientras el hombre duerme y ella le cuenta los lunares o en la mesa donde está el pan y junto a él el placer está servido o el reloj de la casa que pierde la memoria. 
Al igual que los poemas de Graciela en los de Carlos se refleja esa reciprocidad del enamorado donde describe el simple gesto de manifestar…  pasaría todo el domingo mirando tu cara, …toda la mañana acariciando tu historia, … todo el día en la fiesta de tu sonrisa…. 
Todo el libro respira amor, ….el aire de la alegría, dice el autor, …la risa de su amada, para el poeta,  es advertida como el juego de las ola del mar. Todo es una fiesta para el hombre de tierra que ha cruzado el desierto y ha tenido una noche cruel porque luego ha encontrado en ella los brazos abiertos el corazón a puro dar, a punto de expresar ese magnífico y condensado verso:  Justifica nacer mirarla un rato.
Estamos ante la presencia de un libro cuya temática es el amor en estado puro,  ante poemas que no caen en el lugar común de las palabras rosas o lisonjeras porque sí, sino que, al leerlos, podremos advertir que están impregnados de versos que han surgido de las fibras más profundas del ser que los habita, en eterna correspondencia y amorosa unción, donde Graciela y Carlos han puesto lo mejor de sí en esta verdadera manifestación poética y contemporánea que nos llena de esperanza por el hecho de saber que todavía se puede escribir del amor de una manera distinta y sincera.

                                                           Graciela Licciardi

Prólogo de «Reunión de Voces Poéticas».


por Bertha Bilbao Richter

     Original y promisoria la convocatoria de Graciela Licciardi para el segundo libro de su naciente editorial y entusiasta y confiada la participación de los escritores provincianos en esta Reunión de voces poéticas; algunos ya conocidos y debidamente valorados en sus provincias natales como fuera de ellas, entre los que cabe mencionar a Susana Quiroga, Cecilia Glanzmann, María Belén Alemán, Lucía Carmona, Leonidas Escudero, Lydia Alfonso, la gran muchacha Buenos Aires y sus cartas de amor en poemas” y a José Gallardo +, que nos ha dejado una valiosa obra inédita. Otros, tienen aquí la oportunidad de hacerse conocer más allá del círculo de amigos o de su ámbito territorial, como Jorge Ernesto Rodríguez, Lourdes Angélica Zalazar, Delfina Pariente y María del Rosario Gómez de Balbuena. No obstante, todas las voces constituyen la mediación de una idea y expresan individualidades que se distinguen por su tono, su coloratura, el vibrato, sus registros y, del mismo modo, por la cosmovisión de sus portadores. De ahí que en este libro subtitulado Maravillas de nuestro país, podamos distinguir esos rasgos del interior que nos ayudarán a configurar el rostro de nuestra nación, afectada no sólo por su dilatada extensión, en el decir de Sarmiento, sino también por su incomunicación y el desconocimiento recíproco de los hijos de la Madre Patria y sus expresiones culturales.
De ahí también la heterogeneidad de temas: desde la amplia visión continental en un poema de Delfina Pariente hasta la especificidad de un determinado árbol que se mira en un río que ha hecho propio la pluma de Jorge Ernesto Rodríguez, pasando por la pintura de un pueblo – Federación- por Martha Dora Arias, hasta “La casa de la esquina”, de Elva Rosa Arredondo. Desde el homenaje al padre ausente en una sentida página de Elena Garzón, o María del Rosario Gómez de Balbuena también en el canto a su padre que le sacude añoranzas, y su excelente homenaje a Miguel Hernández, o a la hermana poeta en el In Memoriam escrito por Lucía Carmona, hasta las preocupaciones por el desequilibrio socioeconómico del mundo en Olga Ferrari y Roberto Glorioso o hasta la subjetivación del fin de siglo que se proyecta en los inicios del reciente, con su fragmentarismo, la aceleración del tiempo, la cibernética, la digitalización de lo cotidiano y la duplicación, en María Belén Alemán o acerca de la vergüenza del mundo que golpea al corazón y duele en Piero De Vicari. Desde la recuperación del clima de nido en la cocina hogareña en un poema de José Gallardo hasta el balance de la propia vida en Elva Rosa Arredondo, pasando por la autoconciencia de un temple de ánimo generador de la poesía: la soledad, en Susana Quiroga, la nostalgia de la infancia y del corazón sin lastimaduras en Lourdes Angélica Zalazar; las remembranzas en la glicina de su madre, selvática y tranquila de Martha Dora Arias; la mujer soltera que hasta ella se aleja de sí misma en Horacio Laitano; el ansia de plenitud en Ricardo Trombino o la sed de infinitud en Cecilia Glanzmann. No está ausente Dios en su manifestación teofánica, en Elena Garzón, el desvanecimiento de la esencia de la vida, metaforizado como la pérdida del perfume de las flores, en Horacio Laitano; la vida como travesía en una página de Lourdes Angélica Zalazar y en “La pasajera del viento”, de Elva Rosa Arredondo, como así también en una página de María Montserrat Beltrán; el amor como el más íntimo y paradojal sentimiento en Lydia Alfonso y en Jorge Ernesto Rodríguez.
También hay páginas que nos llevan a pensar en la génesis del poema y del canto como ruptura del silencio o la imposibilidad de comunicar la belleza en la muestra que nos ofrece Héctor Aníbal Aguirre; la escritura como un horror que juega con el error o como conjura para neutralizar el poder de la muerte, en Piero De Vicari, o el hallazgo del poema, siempre esquivo, en Olga Ferrari o el personaje aquel que tomó la opción de “matarse de poesía” en Ricardo Trombino o en “Alfonsina” en que Delfina Pariente habla de ella como creyente en el dolor y el amor como única verdad.
No están ausentes los ideolectos que nos permiten atisbar matices dialectales, sociolectos o cronolectos. Al respecto, Jorge Leonidas Escudero nos entrega “una yeguada de palabras” en su recuperación de la lengua coloquial campesina y Héctor Aníbal Aguirre da cuenta de su capacidad de manejar registros diferentes en formas cultas y de la tradición popular, mientras José Gallardo, con esa transparencia que caracteriza su poesía, reinterpreta obras que concitaron su atención, como El regreso del Joven Príncipe, de Alejandro Roemmers o la obra poética de la peruana Estrella Arroyo de Guedes. La sensualidad que denota María Montserrat Bertrán en su piel sobre piel y boca en la boca, así como Roberto Glorioso en ese paraíso que se dibuja donde bocas se disparan por mordiscos.
Es inocultable la pretensión de la editora de abrir nuevos caminos a la creatividad y de ofrecer a los lectores, a través de este libro, un instrumento de acercamiento, de concordia, de comprensión y de solidaridad y por otra parte, exhortarlos para que, en actitud de escuchas, disfruten, reflexionen y participen de esta reunión de poetas, genuinos buscadores del sentido de la vida y de la realidad en que se insertan; sus voces dialogarán entre sí y con nosotros, sus destinatarios, para fortalecer nuestra cultura, siempre ligada a los conceptos de identidad y soberanía.

Bertha Bilbao Richter.
Buenos Aires, Enero de 2012. 

Prólogo de «Malvinas. Para los chicos».

por LIC.BERTHA BILBAO RICHTER

Malvinas. Para los chicos es un libro que llena un vacío,
porque si bien hay suficiente documentación de variadas fuentes
acerca de esas Islas y su historia, la adecuación de la transferencia
de la información a la escolaridad primaria se hace difícil para los
docentes, que no siempre logran una satisfactoria sistematización
de los conocimientos que imparten o que ayudan a construir a
sus alumnos.

En el título del libro de Martha Dora Arias también se explicita
a quiénes está dirigido su esfuerzo de educadora especializada
en Planeamiento Educativo y Psicología Social con larga
experiencia en la Formación Docente, siempre preocupada por
la calidad de la educación del país, esta ciudadana que ha vivido
en 1982 una guerra que puso en nuestra bandera un crespón que
enluta nuestra conciencia y el omnipresente sentimiento de Patria
soberana.

En el Portal de su libro, Arias manifiesta su propósito de presentar
ese fragmento de nuestra historia – de ayer a hoy – como
si fuera un cuento, cuyo punto de partida es el ámbito natural de
esas tierras reclamadas de manera persistente y en cuyo cierre los
lectores internalizarán las actitudes, los valores y los sentimientos
de sus defensores y de los que aún soñamos con una justicia fundada
en el derecho y en la paz.

Los Fundamentos de este libro, sólidos y convincentes, están
dedicados en especial, a los docentes y eventualmente, a los padres
de los neolectores.
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Las ilustraciones de Alejandra Romero aportan la cuota de dulzura
e inocencia que se pretende en libros para niños. Las portadillas citan
breves textos, a manera de epígrafes, de pensadores y guerreros que
reflexionaron sobre la libertad, la justicia y la paz. La editora, Graciela
Licciardi, una vez más demuestra su profesionalismo.

En cuanto al texto de Martha Dora Arias, hay momentos en que la
Gran Malvina y la isla Soledad están casi personificadas en su “bosquejo
biográfico y descriptivo” en el que se dan a conocer – de manera
tan sencilla y simple como es posible – nuestros derechos sobre
las Islas y las más antiguas controversias por su posesión, para transformarlas
en colonias pesqueras y foqueras, hasta 1816 en que nuestro
país se instala con su primer gobernador Luis María Vernet, cuya hija,
Malvina Vernet Saez figura como la primera niña argentina nacida en
esas tierras que, por obra de su padre, se hicieron ricas en pesca, cuero,
aceite de lobo, cría de ganado ovino y por otras actividades rentables
que despertaron la codicia, en especial de loberos y balleneros que
cazaban sin control amparados por la fuerza de goletas de los EE.UU.
e Inglaterra, siempre amenazantes.
Después del cañoneo de la isla Soledad, Vernet detuvo a una goleta estadounidense y llevó detenidos a Buenos Aires a los responsables. A partir de 1831 se sucedieron otras acciones de prepotencia inglesa que culminaron en la posesión de las islas. 1834 marca un hito histórico con la acción del gaucho entrerriano Rivera y seis peones que habían llegado a las Islas con Vernet.

Se sublevaron ante sus patrones extranjeros por no recibir sus salarios,
arriaron la bandera británica e izaron la celeste y blanca, pero fueron
apresados, ajusticiados y posteriormente abandonados en Montevideo.

La autora se detiene luego en un presente en las Islas: sus habitantes,
sus costumbres, sus fiestas, su educación, su moneda, su comunicación
con el mundo. No está ausente la descripción fito zoo geográfica, sus
cultivos y cría de ganado.

La guerra de 1982 muestra el júbilo de nuestro pueblo por la recuperación
de Malvinas, la solidaridad de todos con los movilizados, en
especial de los escolares con los combatientes; pero también la desilusión
ante la justificada rendición de nuestras tropas el 14 de junio de
1982. Queda muy claro el concepto de Héroes de Malvinas y del honor
que merecen los que quedaron en el Cementerio de la Isla Soledad.

Consciente del dinamismo de los procesos históricos, Arias se refiere
a los reclamos de restitución de las Islas al patrimonio nacional y al
apoyo de los organismos internacionales a nuestros pedidos.
Una parte del libro está dedicada a los recursos pedagógicos que
ofrece la autora para la construcción y asimilación de los conocimientos
mediante juegos didácticos y poemas en los que demuestra su
vocación por las letras.

En síntesis, un libro que merece ser incorporado en la bibliografía de
todo docente de escolaridad primaria.

Lic. Bertha Bilbao Richter
Miembro de Número de la Academia Argentina de Literatura Infantil y Juvenil.
Secretaria de Arte y Cultura del Instituto Literario y Cultural Hispánico (ILCH.)

Prólogo de “Su Majestad, El pie” Autora: María Amelia Cavagna.

por Susana Boéchat

A manera de prólogo

                                                       Su Majestad,el pie de María Amelia Cavagna

                                                   Un cuento infantil distinto ,didáctico,con datos científicos sobre la función del pie en nuestras vidas.La autora María Amelia Cavagna,profesional en el área médica,ha encontrado el lenguaje  justo para una historia sobre cómo se debe cuidar el pie de los niños.Dirigido a ellos entre 5 y 11 años,su personaje,Enzo,descuida sus pies;entonces la autora pedagógicamente pero con el desenfado propio de los niños,le enseña a cuidarlos y le dice de su sufrimiento y el desequilibrio emocional y físico que acarrea el caminar mal.
También indirectamente llega a los padres y a los abuelos,a través del niño que entiende sus conversaciones y consejos que le da el pie,convertido en un rey por su sabiduría.De allí el título:Su Majestad,el pie,libro que ha tenido una primera edición agotada.
Historia ficcional y verídica,aconsejable para ser regalada a los niños y apreciada por los mayores.
La escritora no sólo es podóloga sino que también ha incursionado en el mundo de las letras:tallerista,lectora,que maneja el lenguaje adecuada e invita a todos a pensar.
Recordemos la reflexión anónima que inicia el relato:

                        “No pidas a Dios que guíe tus pasos,si no estás dispuesto a mover los pies.”

Prólogo de “El fusil de trigo”.

por CARLOS NORBERTO CARBONE

Algunas veces, con Antonio “Nino” Aliberti, nos tomábamos juntos el tren en Once hacia el Oeste, Nino a San Antonio de Padua, yo hasta mi querido Morón, y entre charlas él iba dejan­do anécdotas, frases, ideas, palabras; recuerdo en una de esas tardes hablando de un libro mío, “EN LA HUELLA DEL HOMBRE”, Nino, me dijo que, cada poeta escribe su poema, pero entre todos escribimos el gran poema, y hoy, David Antonio Sorbille, nos trae en su libro “EL FUSIL DE TRIGO”, las dedicatorias que constitu­yen una gran cantata con lo mejor de nuestros hombres por estos lados Americanos, y con todos ellos escribimos ese gran poema. Pa­rafraseando a Walt Whitman, podríamos decir que: “Quien toca este libro toca a un hombre”. Y en el libro de David Antonio Sorbille, se le canta, con su generosidad y su arte poética, a JUAN L. ORTIZ, JOSÉ MARTÍ, HÉCTOR YÁNOVER, HORACIO QUIROGA, MANUEL SCORZA, JOSÉ MARÍA ARGUEDAS, MARIO BE­NEDETTI, ERNESTO CARDENAL, MACEDONIO FER­NÁNDEZ, EDGAR BAYLEY, LEÓNIDAS LAMBORGHINI, DANIEL MOYANO, ANTONIO DI BENEDETTO, JOAQUÍN GIANNUZZI, RODOLFO WALSH, HÉCTOR TIZÓN, JUAN RULFO, FRANCISCO MADARIAGA, ANTONIO PORCHIA, OLGA OROZCO, RUBÉN VELA, JUAN GELMAN …Si como dice un proverbio árabe que: “Un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo”, podemos decir que quien lleve el libro de David, estará llevando lo mejor de nuestra cultura popular y de nuestra identidad en el bolsillo. La poesía es el camino hacia el hombre, y honesta­mente creo que: “EL FUSIL DE TRIGO”, es un espejo que tiene nuestro rostro y nuestra huella. Una poesía sin mayúsculas, con un ojo feliz del poeta en su observación, uno puede descubrir en la respiración del poeta, en su intimidad, su sensible forma de caminar por las rutas de la palabra y por esta ancha avenida que es la poesía. Podemos decir que este territorio de la poesía, David lo recorre con emoción y frescura, para el bien de la poesía y para nuestro deleite. Encontramos en estos poemas: claridad, compromiso, elocuencia,
su palabra alcanza un lugar, parece que sin esfuerzos, nos lleva a las montañas de NERUDA, al silencio pampa de YUPANQUI, a la canción con todos de TEJADA GÓMEZ, a las coplas de MA­NUEL J. CASTILLA, a la tierra guaraní de ROA BASTOS, a la llanura de JOSÉ HERNÁNDEZ, a la valija de fuego de ALDO PELLEGRINI, a la canción de un semejante de LIMA QUINTA­NA, a la blindada rosa de RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN, al exilio de ELVIO ROMERO, al admirable arte de narrar de JUAN JOSÉ SAER, a las urgentes palabras de MANUEL UGARTE, al destino solidario de ROBERTO JORGE SANTORO, a la guitarra negra de ALFREDO ZITARROSA, a la memoria libertaria de SIMÓN BOLÍVAR, EMILIANO ZAPATA, AUGUSTO CÉSAR SANDI­NO, JORGE ELIÉCER GAITÁN, ERNESTO GUEVARA, SAL­VADOR ALLENDE, al mártir de los pobres CARLOS MUGICA, a las antorchas de EVITA, al sueño de LUTHER KING, al compro­miso ejemplar del DR. RENÉ FAVALORO, al corazón humahua­queño de RICARDO VILCA, al lápiz inigualable de ROBERTO FONTANARROSA, entre otros poemas intensos como el que le dedica a su Padre Poeta en la segunda parte del libro. Escribir poesía no es sentarse y soplar bellas palabras, escribir poesía es sentarse y escribir cada palabra con la huella de nuestra historia, y DAVID ANTONIO SORBILLE, nos indica un camino con la claridad y solidaridad necesarias para estos tiempos que nos toca vivir.


CARLOS NORBERTO CARBONE

Prólogo y Extras de “El misterio y otros sueños” Autora: Aylen Camila Sarnachiaro.

por Luis Sarnachiaro

Amada Aylen
Una nueva etapa llega a su fin. Y, a la vez, otra nueva comienza. En unos pocos días finalizarás tu Ciclo de Escuela Primaria de 7º Grado. Y el año entrante comenzarás tu Ciclo de Escuela Secundaria de 1º Año.
Ya pasaron más de 13 años desde el momento en que fuiste acunada en brazos, tanto de “Mami” como de éste escriba; “Papi”.
Es realmente hermoso que todos (vos incluida por supuesto), podamos disfrutar de la concreción de éste, tu primer libro.
Fruto de tu dedicación y esfuerzo. Y del Amor con el que tanto nosotros (tus familiares más cercanos), como de los que te quieren bien, y la inestimable tarea de todos los integrantes de “Tu” Colegio Horizontes; que han coadyuvado para que vos pudieras realizarlo.
Un libro que se interna en los laberintos del misterio y de los sueños, tal como lo describe su título. Sueños propios de tu edad temprana y misterios que también forman parte de ella y, por sobre todo, de la vida misma.

Luis Sarnachiaro

Dedicatorias

A mis Padres, Luis y Valeria, quienes me dieron la vida y me guían en mi camino por ella.
A mi Oma Eve, por su incondicionalidad para conmigo.

Agradecimientos

A Cecilia, de “Horizontes”, por su paciencia.
A Roxy, por su apoyo “extra-Horizontes”.
A Graciela, por su dedicación en la Edición.